Eva Costa - Rota do Românico

Doña Glorinha, como es conocida en la localidad, vive al lado de la Iglesia de Sousa y muestra un gran aprecio por ella: «Siempre me ha gustado la iglesia, siempre me ha gustado servir a los demás, sea a quien sea». Es celadora del templo desde 1992.
Recuerda con una gran sonrisa los mejores momentos pasados en esta iglesia, como su primera comunión, vestida de blanco.
Guarda en su memoria una historia que le contaba su abuela: la de la mora que cargaba en la cabeza las piedras con las que se construyó la iglesia y que está enterrada en una de sus paredes. Todavía hoy le anima a su nieta a poner flores en la tumba de la mora para perpetuar la leyenda.
Revela que, tras pasar a formar parte de la Ruta del Románico, la Iglesia de Sousa ha recibido a muchos turistas, en su mayoría extranjeros, y que estos dicen que la iglesia es muy bonita.

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