Edificada a medio declive, en la margen izquierda del Duero, la Iglesia de Barrô, dedicada a Santa María, es un edificio románico tardío, fundado quizás en el siglo XII.

Su dotación e hipotética construcción o reconstrucción se debe a la familia de Egas Moniz, el ayo de don Afonso Henriques, primer rey de Portugal, pues podrá haber existido en este lugar un templo anterior.

Sin poder asignar una cronología, la construcción de la Iglesia se alargó en el tiempo pues, aunque de estilo románico, muestra ya elementos protogóticos: el ventanal, el rosetón y el tratamiento de los capiteles, de temática vegetal y floral.

La fachada simétrica destaca por la simplicidad del gótico, siendo sólo desequilibrada por la torre campanario, construida en el siglo XIX.

Este prenuncio también es perceptible en el interior a través de la verticalidad del espacio. Además, destaca en su interior los capiteles del arco triunfal representando escenas de caza, tal vez en una alegoría a las luchas entre el bien y el mal.

Del período barroco, cuando Barrô era ya una importante Encomienda de la Orden de Malta, destaca el retablo mayor [altar principal] de estilo “joanino”.

La Virgen de la Asunción, que substituye la invocación medieval a Santa María, es asimismo un excelente ejemplo de escultura barroca.